10 de enero de 2011

Los límites de la aceptación

Hay un interesante desafío para todo adolescente que se precie de serlo: la aceptación. Pero la aceptación bien entendida, como el acto de aprobar la esencia y la realidad de los demás, y en particular de uno mismo. ¿Qué es aceptable y qué no lo es? Es una pregunta cuya respuesta queda a criterio puramente personal, pero creo que tiene un gran contenido externo, es decir que en parte depende de los demás. Porque son los demás los que nos forman una idea de qué es lo aceptable y qué no. Y es acá donde comienza la lucha entre lo que los demás consideran aceptable o no, y lo que nosotros mismos consideramos aceptable o no. Y como adolescente, no puedo decir que me acepte lo suficiente. El por qué dudo que llegue a este blog, ni yo lo sé. Será debate de diván y quedará para un futuro espero que no muy lejano. Pero como aceptarse si la creencia instalada en mi mente hace ya bastante tiempo es que NO SOY LO QUE LOS DEMÁS ESPERAN QUE SEA. Oops, esperen. No, reescribo: NO SOY LO QUE YO ESPERO SER. Creo que es parte de una no casual combinación de inconformismo crónico con una excesiva autoexigencia. Entonces si el inconformismo es crónico la excesiva autoexigencia puede ser combatida para revertir la no aceptación. Pero no sabemos si el inconformismo es crónico. Y ahí se nota lo complejo del asunto. Dejaré que pase, pero por ahora va a seguir volviendo. Mientras vuelva intentaré ignorar, pero de corazón espero que en algún momento esto se resuelva, porque es una fea puñalada, un dolor con el que convivir se hace necesario y obligatorio. Y debo confesar que también se hace insoportable. Pero, insisto, es un asunto sobre el que me queda una buena cantidad de contenido el cual elaborar, tiempo tengo que es quizá lo más valioso, y por sobre todas las cosas sé que no quiero que esto quede así como está, porque no puedo llegar lo lejos que quiero si me quedo donde estoy. Pero entonces surge una pregunta (sin respuesta por el momento) que se resiste a quedar colgada: si mi yo siempre fue un pilar de mi vida, ¿por qué mi autoestima quedó en segundo plano?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario