27 de febrero de 2012

No midas tu vida, disfrutala

Se me vino esa frase a la cabeza hoy a la madrugada, antes de irme a dormir. Estoy terminando mis vacaciones y se me ha inundado el lóbulo frontal de pensamientos, algunos no tan a agradables. Debo admitir que no la pasé mal los últimos tiempos, pero sinceramente creo que tengo que cambiar de postura. ¿En qué sentido? Bueno, pensaba en dejar de presionarme tanto. Porque a veces soy demasiado cerrado a la idea de relajarme, creo que si de repente aflojo se me van las cosas de las manos. Tengo que aprender varias cositas, y una de ellas es a controlar mi propia cabeza, porque a veces pienso decididamente con el culo y no con las neuronas, ni siquiera con el corazón (otra cosa que debería intentar, porque si lo hacés podés pasarla para la mierda, pero si no lo hacés no sos humano). También tengo que admitir que no se puede controlar todo, esa adicción dictatorial del control puede ser enfermiza. No me sirve, no me ha llevado a nada bueno. Sólo me ha saturado, y el estrés hace que pierda la espontaneidad y no me muestre tal cual soy. Y una de las cosas que he intentado (no sin éxito, debo admitir aliviado) es aprender a disfrutar de las cosas, no a evaluarlas, compararlas o medirlas. Lo que pasa es que no actúo así con todo, y todo es TODO. Aunque no sé si puedo culparme por eso, no he tenido la suerte de ser uno de esos semidioses griegos que con su sola voluntad tienen lo que quieren. No, lamentablemente estoy en este plano de la existencia (o como se llame) porque tengo que ganarme las cosas, y no sé si soy tan ganador como yo o la cultura contemporánea quisieran. Sé que el saldo es positivo, pero todo buque que quiere flotar a salvo tiene que tener la quilla completa, y creo que la mía está incompleta por la popa, donde están las hélices (o sea, falta IMPULSO). Es que me he cansado de convivir con la paranoia de pensarme como un pendejo frágil y temeroso, que da demasiadas vueltas sobre las cosas antes de hacerlas. Y la gente frágil me resulta detestable, no creo que pueda depararles nada bueno. Aunque posiblemente piense eso de mí porque a veces pienso con el culo y no veo la historia completa. Pero si logro sacarme de encimas esos fantasmas... ¡LISTO, ESTOY HECHO!

22 de febrero de 2012

Con la vehemencia que merece

Como siempre aclaro, éste no es un blog de actualidad, pero la tragedia de la estación de Once de hoy me ha impulsado a hacer un posteo contundente.
Soy ciudadano argentino en pleno uso de mis derechos civiles desde hace poco tiempo, pero viví acá toda mi vida y vengo a expresar mi opinión frente a la negligencia perpetua de ciertos sectores de la sociedad. El accidente ferroviario de hoy es uno más de los varios ya ocurridos, pero creo que ha llegado el momento de tomar este asunto con la seriedad y la vehemencia que merece. En realidad creo que ya debería haberse hecho, cuando ocurrió el accidente de Flores en septiembre pasado, pero en vista de la pasividad gubernamental ante esa tragedia espero que la situación ahora sea distinta.

Hay aquí, bajo mi juicio, dos grandes responsables directos por estos hechos: la empresa TBA, que debería haber perdido la concesión hace años, y el Gobierno Nacional, que debería haberla quitado. Entonces ahora se iniciará el clásico tironeo entre el gobierno, la empresa, el sindicalismo y la prensa para saber a quién pasarle la pelota. Pero los muertos no son en vano. Nunca lo son, sépanlo. Pero que no hayan más, porque las sociedades no son muy tolerantes frente a estas cosas y la justicia existe aunque no parezca. Veremos cual es la evolución de estos sucesos en las próximas semanas, pero confío en que el Gobierno reaccione rápido y eficazmente, porque si bien no los voté sé que no son idiotas.

Hay cierto afecto de mi parte hacia el sistema ferroviario, porque es eficiente, seguro y muy necesario. De hecho mi abuelo fue ferroviario y yo tuve cierta pasión por el asunto de chico. Pero no se necesita tanto para saber que tener en un estado obsoleto a una línea férrea metropolitana es sencillamente estúpido, y los responsables de esa empresa LO SABEN. Y si no lo saben merecen aún mayor castigo, porque no pueden estar donde están.

Serán juzgados.

10 de febrero de 2012

Triste será

Ayer murió un poeta, otro más. Y antes se habían ido otras poetisas más. Y sé que la muerte es parte del ciclo, pero algo de todo esto me preocupa: espero que la poesía no se acabe. Sí, sé que la expresión del alma está más viva que nunca en el espíritu de muchos (y puedo incluirme) pero la balanza ya no es tan favorable. Lamento ser pesimista y esta es una de esas reflexiones en las que me gustaría errar rotundamente, por el bien de todos, pero duele sentir que no se puede SER, que para ser feliz tenes que seguir el "modelo". Y los que han pregonado contra eso se están yendo, y los que todavía lo hacen y lo harán se escuchan muy bajito cuando deberían gritar. ¿Quién dijo que sos más o menos por la profundidad de tu billetera? ¿Quién estableció que las mujeres deben seguir la regla 90-60-90 o que sin gimnasio no hay hombre? ¿Quién pensó que todo lo del norte es mejor? ¿Quién dijo que somos libres? Porque cuando en el colegio te enseñaron lo que era la libertad según Belgrano y San Martín dejaron el debate atrasado 200 años. De otra forma, no seríamos tantos (sí, somos demasiados) los que NO NOS SENTIMOS LIBRES.Yo no escuchaba al Flaco, como le decían. Sí a la negra Sosa, pero reconozco que tengo una gran deuda con la música nacional. Lo poco que he escuchado ha sido muy profundo, y para llegar a esa profundidad hay que ser libre, o al menos perseguir la libertad. Porque para llegar tan hondo hay que poder volar un poco, y estoy seguro que a todos nos falta algo de eso. Y eso me preocupa, que no podamos llegar más hondo, que flotemos al ras, que muchos crean que para llegar ahí necesitás algo más que vos mismo o que alguien amado. Pero seguiré intentando ser poeta de mis días, ya que creo (como dicen algunas letras de estos lares) que nos hay que mirar atrás, porque la vida busca instruirnos.


Mejor que le hagamos caso...