Me tomo 5 minutos... escribo en el blog

No hay casualidades en la vida a mi entender. Sí existen aproximaciones que nos llevan a una verdad que esta latente.

El hecho de llegar a fin de año no me parece una instancia más, no se debe estar sujeto a sacar balances ni nada por el estilo, ya que solo es ponerse presiones a uno mismo de cara a lo que viene, o por aquello que no se pudo cumplir.

Remontándose a la idea de "no estar sujetos" lo que recalco en esta entrada, es ese sentimiento en mí que es nuevo, y fue propio de este año. No me siento ni obligado, ni inhibido a nada, hablo de la vida cotidiana misma en la que busque, sin aislarme, convivir con lo que no me gusta, pero no a modo de olla a presión, soportando hasta cierto punto y reventando... De poner limites se trata, y de buscar ser y no pertenecer.

Afronte todo lo que me dolía, aquejaba, molestaba a mi forma, a mi manera, sin esa presión social que arrastra al adolescente hoy en día... dejando en claro, que el ritmo lo llevo yo.

Siempre hablando de mí y no de los demás, sabiendo que es muy difícil llevarse bien con uno mismo, siendo fundamental, primer eslabón de la cadena del bienestar. Sin ser ni creerme indispensable, los líderes existen si están quienes los siguen, y no tienen derecho a queja en caso que se equivoquen.

Destaco de mi parte un virtuosismo que me sale naturalmente, el desarrollar felizmente mí día a día. Y no porque todo sea color de rosa, ni todo me salga bien sino porque prefiero reír antes que maldecir una vida que es verdad, por momentos es injusta pero nada nos hizo. Somos nosotros quienes llenamos esa hoja en blanco que desandamos con el correr de los años.

Fanático como soy del clima como sinónimo de mis estados de animo, puedo decir que el sol de la época del año, es quien me adjudica libertad, la apertura de un camino, y la confianza de que con muy poco también se puede ser feliz. Como se dijo, quizás como un niño con inocencia, parece ser esa mi forma... Pero me he golpeado también. En el énfasis por hacer zigzag a los problemas a veces sufro un desliz, pero no me enojo con nadie más que conmigo.

Así me toque sufrir, bajonearme y hasta llorar, siempre soy reservado. Quizás sea un error, en mostrar siempre una faceta. La carismática e inmensamente feliz, pero es verdad nunca me queje de la vida siempre fueron llantos de impotencia por no saber continuar caminando hacia adelante.

La deuda estaba en demostrar eso... que también, me lamento, también sufro y siento un montón de cosas... precisamente porque no soy un niño.

Tengo terror a la compasión y a la lastima porque nadie en mi vida me regalo nada. Y una vez que supe salir del pozo, puedo golpear mi pecho orgulloso de mí y eso no lo puede hacer cualquiera.

Estoy en ese pico, en lo más alto de la expresión de mi corazón, sin filtro y no saben que bien se siente. Siento que si quiero, odio o amo a alguien, aunque esto ultimo nunca lo dije ¡soy capaz! Inmensamente capaz y no vacilo al decirlo en caso que me toque... Porque todo lo que siento es adrenalina positiva. Eso me tiene más que feliz, tengo claro que tengo gran cuota de culpa en mis sufrimientos y estoy decidido a que eso termine.

Confirmo también que a nadie le vas a importar más que a vos mismo. Priorizo la armonía con mi persona pero también soy agradecido por esa caricia a mi corazón, tan afectiva como necesaria de quienes tengo cerca.