26 de abril de 2011

Adiós a la sutileza

No me voy a hacer el moralista porque NO LO SOY. Pero admito que se han acabado las estrategias. ¿A qué me refiero? Las estrategias de ellas para atraer miradas. Ahora hay una sola: poner toda la carne en exposición. Y quizá cambiarían todas de actitud si supieran que las mujeres más abordadas son las más discretas, según recientes estadísticas (salvando las objeciones a esta disciplina). Y, ¡qué curioso! Al final de todo exigen respeto. Hay un concepto clave que siempre resalto, que en realidad todos compartimos, pero la mayoría inconscientemente: quien no se respeta a sí mismo, al final no es respetado por nadie. Y probablemente ahí esté una de las claves del acoso diario. Porque si bien cualquiera tiene derecho a vestirse como se le cante, también es cierto que la indumentaria hace saltar los prejuicios. Además las mujeres más provocativas no son las que tienen más éxito con el género masculino. Dicen que porque intimidan, pero sepan algo: el soldado usa sus mejores galas solamente en el campo de batalla. Suena contradictorio, pero cuanto más prometen, menos interesan. ¿Será porque necesitan prometer?

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