3 de septiembre de 2010

¿Nos enfocamos en lo realmente importante?

Eso es lo que me dejo pensando una tarde de jueves, otra de las mías, en las que todo lo que miro o esta a mi alrededor me hace pensar. De un lado… para el otro, Y así todo el día.
Sentado en el colectivo de vuelta a casa, cansado no se bien de que, porque el día casi que recién comenzaba, todo húmedo, a causa de este clima que hace ya varios días nos rodea, frio, ventoso y gris, yo, molesto porque mi día no había sido el mejor, sumado a ese paisaje poco grato, que en el caso que estés bajón poco ayuda a tu alegría.
Ahí estaba, con la cabeza apoyada contra el ventanilla, queriendo ver para afuera, pero el vidrio empañado no me dejaba, se acercaba el colectivo a su próxima parada y entre la gente que lo esperaba, había una mujer, que recién mientras subía pude darme cuenta de que era ciega, o veía muy poco, ultima en la fila de todos los que subían, obviamente se le hizo muy dificultoso el ascenso. El colectivero, ajeno a todo tiempo y espacio no hizo siquiera un intento por ayudarla. Mientras tanto, al ver su actitud, yo estaba indignado, sabiendo que ese tranquilamente podía ser yo. Más furioso me ponía, al ver que nadie de los que estaba en colectivo le daba su asiento para que la mujer se sentara, casi lo hago yo, pero el colectivero que AL FIN se dio cuenta, pidió a la mujer que estaba al lado mío que cediera su asiento.
La mujer se sentó al lado mío y rápidamente me comenzó a hablar, casi con curiosidad, - ¿Vos también sos discapacitado? Le respondí que si y a partir de ahí, fue que hable todo el viaje con ella sobre cosas que nos pasaban a uno y a otro, y como era capaz cada uno de resolver aquellas cosas que nos eran dificultosas. El cuestionario seguía ¿Estudias?, ¿En que año estas? A todas respondía sin problema, llevado por la conversación, sus preguntas cada vez me llegaban mas, ¿Como te trata la gente? ¿Te respeta? Yo respondí que realmente era afortunado, porque, si, la gente me trata muy bien y muchas veces esta muy predispuesta a ayudarme. Ella me escuchaba sorprendida, hasta que llego una pregunta que yo sabia que estaba al caer… “Y contame… ¿Vos ves?” nuevamente respondí que si y ella hizo una cara extraña de contenta y triste a la vez y me dijo -sos muy afortunado realmente disfrutalo, aunque te parezca algo simple y cotidiano después es que te das cuenta lo importante que es. A partir de ahí supuse que la vista la perdió en el transcurso de su vida y no desde su nacimiento, pero no lo pregunte para no ser pesado y no hacer entre a un tema del que casi seguro prefiere no hablar.
Llegaba el fin de la charla porque se acercaba la Av. Urquiza, ahí fue que le avise al colectivero, tal como ella me había pedido que haga, que tenia que bajarse. Antes de irse me saludo y algo que yo no esperaba para nada, me felicito, mostrándome sinceramente que estaba contenta por como yo era y por como me tomaba las cosas. Se bajo del colectivo con una sonrisa, creo yo porque sintió que alguien que casi, en sus mismas condiciones (aunque mucho mas importantes las de ella), veía o intentaba ver la vida no tan gris, como ella misma me dijo que lo hacia.
Después de unas cuadras me baje yo, me sentía raro, pero en el fondo contento, más que nada por haber alegrado a esa persona, haberle dado otra perspectiva, yo también le agradezco porque me hizo ver que no siempre aquello que tomamos como verdaderamente importante lo es, y a su vez, como aquellos valores propios que pasamos inadvertidos, pueden ser para otros aquellos que tanto anhelan a fin de poder ser en esta vida cada día un poquito mas felices.

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