2 de septiembre de 2010

Lo que deja un día de lluvia...

Son románticos, pero no se quedan ahí. La sudestada de esta semana que inundó el sur del Conurbano, me hizo volver un poco la mirada sobre estas cosas que los que tenemos una casa en condiciones no tomamos en cuenta. Sería diferente si viviéramos en una casilla precaria cerca de la costa, y ni siquiera es eso necesario, porque para colmo de males las tormentas se presentan también tierra adentro (ironía incluida). Hoy nos evaluaron en mi curso para conocer cuál es nuestro nivel académico ahora que estamos saliendo de la Secundaria rumbo al mundo laboral o a la Universidad. Pareciera que tanto los damnificados por las inundaciones como los estudiantes tenemos algo en común: nos toman el pelo.  La idea es simple: tanto la gente que espera alguna ayuda (no necesitamos entrar en discusiones políticas, ni siquiera mencionar a ningún gobierno) como los que esperábamos una educación de calidad nos hemos dado cuenta que las buenas intenciones siempre llegan tarde. Pero pareciera que estas cuestiones existenciales abundan sobradamente, porque Argentina es un país tan pero tan generoso!

Estoy un poco inquieto porque mañana tengo una charla en la Universidad sobre una Ingeniería, y aunque no sé que me espera, el examen de hoy me hizo pensar en qué poquito se espera de nosotros. Era tan básico en algún aspecto, que revestía de burla, de subestimación. Tampoco es que pretendiera un bochazo, pero eso llega después. No creo que me toque a mí particularmente, pero no todos tenemos la misma suerte para las mismas cosas, y éste es un asunto delicado. Entonces salto a una teoría que no es totalmente mía, pero que me atreví a llamar la "Teoría de la Monopolización Intelectual", que dice básicamente que a nivel mundial, hay una estrategia masiva de reemplazo de la cultura por el consumo a nivel mundial. Es mucho más conveniente para un mundo dominado por empresas (cuyo objetivo básico es acumular capital y desplazar a la competencia) que la gente consuma, y que sólo los más adinerados puedan acceder a educación de calidad para, conocimientos mediante, delinear estrategias de dominio sobre el resto. Suena medio marxista, algo freak, pero les aseguro que se han escuchado cosas mucho más locas que han resultado ser ciertas.

¿En quién confiamos? Supongo que únicamente en nosotros mismo. Esta es una edad muy oportuna para poner en práctica esta idea, precisamente porque es el momento en el cual más depositamos nuestra confianza en pelotudeces, admitámoslo. No soy la excepción... Porque sí, nos movemos en forma de masa, formamos grupos de pertenencia e influencia y si tenemos suerte los conservaremos muchos años. Convencer a un único cerebro de comprar esto o aquello con cualquier pretexto es simple, pero es mucho más conveniente (aunque más complejo) convencer a una masa de gente, porque son más bolsillos y más clientes (pero más cerebros críticos y pensantes también). Entonces... ¿por qué si los jóvenes hoy en día están más masificados que nunca, es más fácil convencerlos de ser unos tarados y no más difícil? Usted pensará si será porque son menos inteligentes y yo le digo BINGO, pero no pienso darle ningún premio. Claro, si no desarrollás durante la infancia y la juventud el espíritu crítico y racional, se desarrolla el irracional, el que hoy casualmente impera. ¿Casualmente? Yo creo que no. Si a esas bestias que se cagan a trompadas a la salida de ese boliche, les vendés más fácil cualquier cosa, te conviene que no sepan ni dónde tienen metido el agujero del culo, así les vendés Facebook por seis horas diarias, Bariloche a $5000 (son U$S 1250, una fortuna en Salta o Jujuy) y algún que otro bolichito berreta con alcohol de quemar y jugo de naranja. 

Pero pará, hoy empezó un relevamiento a nivel nacional sobre el nivel de la calidad educativa eh! ¡Qué maravilla! Te preguntaban si tu inodoro tenía cadena o botón. Les propongo esperar una década más. Vamos a estar todos los mismos que hoy formamos parte de esa juventud maravillosa que mencionó Perón, trabajando como máquinas para sostener un sistema de vaciamiento cerebral sistematizado. Los que tengamos suerte. Porque entre bochazos, despidos y la segregación cotidiana, sin contar a los muertos quedan los que van a manejar la cosa, y los que van a vivir en una humilde casilla sin inodoro (ni cadena ni botón) cerca de la costa, a quienes la Sudestada les va a volar hasta la esperanza de que salga el sol. Los van a ayudar, sí, les van a dar un par de chapas para que rearmen la casillita, si cagan a cuatro cuadras en el basural no importa, porque otra vez y como siempre, las buenas intenciones llegan tarde.

Me parece oportuno que frente a tanto reggaetón de fin de semana pongamos algo de música clásica de la mejor, de manos del genial Von Karajan:  Allegretto de la Sinfonía Nº7 de Beethoven

1 comentario:

  1. Excelente. No tengo otra palabra para decir lo que me pareció tu escrito. "Era tan básico en algún aspecto, que revestía de burla, de subestimación." tal cual, no eran más que preguntas usuales, y como las del baño... que nada que ver a la finalidad que les competía. "otra vez y como siempre, las buenas intenciones llegan tarde" mejor dicho, imposible, es lamentable, pero creo que como jóvenes próximos a adentrarnos en el sistema que nos domina, vamos a tener que aprender a vivir con eso; y tal como lo son generaciones pasadas... seguir siendo hijos del rigor. No tengo blog, asi que me parecio chistoso comentar como Anónimo, depués de todo, hace años que la gente importante se muestra en anonimato (bueno, te podes reir). Y ya sabes que soy yo, no era muy difícil darse cuenta, jaja.

    The duchess =)

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