15 de julio de 2012

Lo frágil de la locura

Sale de casa y cierra, por la inseguridad latente, pierde un instante haciendo tacto dentro de su bolsillo para verificar que todo lo importante va consigo, en ese pensar mira el suelo, húmeda la vereda lo que explica el calor en el aire. Levantando la cabeza mira hacia adelante, al barrio lo ve siempre pero el enamoramiento de su Caseros natal, se construye dia a dia entonces no se cansa de unas viñetas que parecen iguales, pero tan solo son similares. La mañana va corriendo y el sol pinta las cuadras residenciales, las que no tienen mucho transito. Desde alli gente del barrio empieza a saludar y por esto suma en entusiasmo que como dice la canción "Hoy puede ser un gran dia"
Busca a la hermana, quien cursa el primario en la misma escuela donde él lo hizo años antes. Rápidamente abandona el lugar y lo que es sorpresa, la niña no está en una nube de pavadas, sino que con lucidéz responde, eso lo pone feliz. Por esta misma causa, cuenta a ella a pesar de su corta edad, la felicidad que esa mañana le otorgó por el solo hecho de darse el lujo de admirarla. Pasando ambos por la puerta del edificio donde vivieron parte de su infancia, aunque pasado el tiempo, en lo que dura el transcurso de esa cuadra vuelve a sentirse como en casa, admirando los alrededores. Poniendo en escenas esas sonrisas, observa cuadras después, el arbol de naranjas de la vuelta de su actual casa, la alegría del hogar en una ventana, tararea el reggae que lo lleva a acordarse de ella y por esto estalla de felicidad, camina relajado, suelto y sin temor.
Durante la tarde, prepara todo, para recibir a los amigos en su casa, en lo que ya es casi cotidiano los dias viernes. Noche en el bar de siempre, admiración por la belleza de las mujeres (la misma de siempre) hasta con destellos alucinógenos, queriendo explicar con palabras su personalidad con tan solo haberla visto un instante,quizás por observador, otro tanto por el alcohol ya bebído durante esa noche.
Dan cierre al bar, hora de regresar. Como todos los clientes, se encuentra en un viaje en el cual ningún sentido está en su óptimo nivel.
Lento, consciente y pensante, caminamos por pleno centro, hasta la estación de Retiro, sin mucha noción de los riesgos que estar ahi a las 5 de la mañana significan. Con ojo de periodista observé, las realidades de la gente que debe dormir en la calle (eran muchísimos, e inimaginable el frio que sienten ya que yo con campera puesta y todo lo sentia, asi que imaginense, por ejemplo dormir en el suelo o "tapado" por tan solo un cartón) Tomamos un tren casi fantasma y super lento, al que no mucha gente subia, por la hora que era. Me dormi casi todo el viaje y mis amigos me despertaron ya llegando nuevamente a Caseros bajé del tren ya en mejor estado y empezé a caminar a casa.
En ese momento me volví a sentir en orden, senti que otra noche de mi adolescencia se me fue. Tal era el reproche que hasta pasé por la puerta del cine y me quejé recordando que las vacaciones de invierno se aproximan y continuamos con el establecimiento en refacciones, sin poder disfrutarlo. No tenia ganas de caminar todo el centro comercial de mi cuidad, no habia porqué, no habia nadie, todo era lo mismo soledad y oscuridad lógicas de las ya pasadas 5:30 am. Volví por la calle Urquiza mirando la puerta del supermercado al que estaban re abasteciendo para inaugurarlo bajo otro nombre y tras meses de abandono, por la luminosidad que tenia en medio de tanta oscuridad es que me llamó la atención. Pasé nuevamente por la cuadra mágica donde antes vivi, por segunda vez en el mismo dia, con la diferencia que ahora sin mi hermana y con la pesadumbre de la noche, la suciedad que dejaron los locales tras la jornada laboral finalizada, con el ojo más crítico teniendo en cuenta que en la soledad de la calle, no habia ruido que me distrajera. ¿Pero porqué tanto cambio en las observaciones? De la alegria plena, a la nostalgia con ribetes de tristeza, modificando mi estado de animo en el transcurso de un solo dia, habiendo pasado por los mismos lugares.
Por eso es que a veces no me conozco, por tal motivo escribí la primera parte del texto en tercera persona, como si no fuera yo. Esta vez en la vuelta de casa, no vi las naranjas, no vi la alegria del hogar y esta vez me acordé de ella, tan solo desde la desesperación de querer saber que hizo de su vida en esa noche de viernes, tan alejados y con realidades distintas, que la tristeza invade, con una posibilidad de volver a verla que se va como arena entre los dedos.
Con las luces que pusimos entre los vecinos, bien iluminado es que veia el camino a casa. Me dí el gusto de bajar a la calle, aprovechando que ningún auto iba a pasar, miré mi barrio desde otro angulo, para transformar la nostalgia en alegria mientras caminaba y buscar la moraleja en sus nuevas luces, como pidiendome perseverancia ya que el dia siguiente puede ser mejor.

2 comentarios:

  1. Espectacular. Pese a lo triste, me da alegría poder leer cosas así de vez en cuando... "don't worry about a thing,
    'cause every little thing gonna be all right..."

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  2. muy buen escrito, ese juego de tercera y primera persona te quedó perfecto. Una semblanza extraña y muy bien dibujada del barrio

    un beso

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