23 de enero de 2013

Un hombre/niño triste y asustado

En eso te convertiste. Hace tiempo pensabas que las cosas iban a mejorar, raro ese optimismo en vos. Lamentablemente hubieras acertado de pensar un poco más gris. Y cada día un poquito más de tu fuerza se va EN AGUANTAR. Porque se te hace más fácil eso que superarte, algo que tampoco es mucho decir, ¿verdad? No es muy difícil superarte. Lo que me pregunto es cuánto tiempo más vas a seguir aguantando esa tortura, acordate que incluso al acero el tiempo lo corroe. Me das pena, tu impotencia me da pena. Tu ENORME POTENCIAL DORMIDO me da pena. Terminaste el año mal y lo empezaste peor, tu falta de ego te costó caro, y sigue haciéndolo. Encima tenés ese instinto violento que te impide ser piadoso con cualquiera, en especial con vos mismo, de forma que lo único que sabés hacer es agredirte y dar vueltas, muchas vueltas sin llegar a ningún lado. Ya van varios años así, ¿cuánto tiempo más vas a perder? ¿Viste como duele que se te hayan venido encima tus palabras? Vos también sos un fracaso como él, pero tenés (todavía) la posibilidad de superar eso. Lo sé, a veces el dolor te da ganas de sabotearte incluso en aquello en lo que te va bien. Aunque te dijera que sos muy importante así como sos, carente de un montón de cosas, no me escucharías porque pensás que cuando te dicen cosas por el estilo te están tomando el pelo. Necesitás vivirlo, no solamente escucharlo, pero ¿hacés lo necesario? ¿Es suficiente tu esfuerzo? NO, esa es la verdad. Pero fijate como el resto del mundo pareciera estar mejor que tu realidad, que siempre es tuyo el barco que se hunde. ¿Qué es peor? ¿La vergüenza o el dolor? ¿La ira o la tristeza? No, lo peor es no salir, no atreverte a hacerlo, tener ese miedo tan característico tuyo que te quitó tantas cosas, que te dejó tan triste en tu cama o frente a tu PC. Duele demasiado, lo sé. Y puede ser peor, de tu fuerza depende.

Esto vive en mi cabeza hace años. Hasta que diga basta.

1 comentario:

  1. Algunas cosas, Gonzalo, van como encadenadas, pero todos tenemos un orden jerárquico en nuestras virtudes y pecados. Por mi parte descarto la ira y trato de disimular la vergüenza: la tristeza y el dolor, como el humo, son muy difíciles de esconder.
    Un abrazo

    ResponderBorrar