22 de enero de 2013

Rincón de alucinación

Sombra de pocos arboles, colores de una luminosidad a medias, adivinanza de baldosas flojas y espacios de cemento tapados por hojas. Caminata de eternidad, de rumbo fijo y pensamiento infinito. Interruptor volátil de ese fuego incandescente que desde el fondo jamás se extingue, solo por esa ciega confianza de que todavia podemos hacer de él ese oro puro que haga de este manojo algo reluciente y que transmita.

Soltura de verano, de pastos altos y olor salvaje, sin saber poner rebaje a ese latido que reflejan las pupilas, revoloteantes por cuanto rincón aparezca, dando cuenta que en un sinfín de miradas se encuentra mas que en el paisaje de una ventana.
La pincelada la pone cada uno, lástima que de solo parpadear nada se fusiona por si solo. No te confundas, que la tranquilidad no te duerma, por mas nuevos que sean los resortes de ese colchón que acabás de  adquirir. 
El silencio se vuelve protagonista diciendo tan poco y tanto a la vez, es que parece que solo hay un final, evidente para quien lo vé desde afuera, iniciando este laberinto al derecho o al revés.
Que el brillo de los ojos te responda, que una mueca te motive y el fin de una caminata te suba la adrenalina por preguntarte ¿que es lo que sigue?
Aún nosé si estamos como queremos, poco me importa si nos queremos como estamos.

2 comentarios:

  1. A fin de cuentas, toda reflexión acaba en la conformidad entre el uno y el otro.
    Saludos

    ResponderBorrar
  2. Gracias, Francisco por comentar. Siempre em una sola oración o cuantas sean, abrís un foco que quizás no se veia.

    ResponderBorrar