Hace unos días Telefé comenzó el nuevo ciclo de Gran Hermano. Penoso. Me he indignado con muchas cosas, pero al ver la clase de gente que ingresó a ese antro, pensé inmediatamente "ESTO VA A SER UN PUTERÍO". Es, en definitiva, lo que la gente compra. Pero lo más preocupante es que si la gente compra eso en la televisión, es porque también lo hace en la vida real. Por ende, miremos qué clase de gente la sociedad compra hoy: chicos y chicas lindos, adinerados, no necesariamente inteligentes (forma elegante de decir que son unos huecos), metrosexuales, obsesionados con la estética, y de ser posible con el morboso ingrediente de una elección sexual "diferente". Me da pena cómo se banaliza la realidad cotidiana de miles de personas con una sexualidad distinta. Este año se aprobó el casamiento entre personas del mismo género, medida que he aplaudido. Pero dudo que esto ayude a las problemáticas que esa realidad implica. El mayor escollo es la discriminación, lamentablemente he visto escenas en tal sentido por parte de algunos "hermanitos". Hay algún que otro estudiante de abogacía, ingeniero, entre otros. Hay padres y madres. Pobres hijos, qué ejemplo. Mientras muchos estaban dando finales, trabajando, ellos estaban ahí, haciendo NADA. Bah, si, hablando boludeces. Es lo que la gente compra, mierda. Por eso no me extraña que nuestro país esté tan devaluado, que el mundo esté en decadencia (al menos culturalmente). Si compran esta clase de basura, cómo no te van a comprar un barril de alcohol por fin de semana. Compren, nunca va a faltar basura en este CLIBA que es la vida moderna.
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