21 de noviembre de 2010

A juicio con el ... bien limpio

Antes de escribir el asunto de hoy, quisiera aclarar que estuve un par de semanas sin escribir en el blog porque estuve muy ocupado con temas escolares. Es lo clásico, cuando se pierden clases, siempre los perjudicados por los ajustes de calendario somos los alumnos. Como siempre, si hay problemas que los de abajo sean los primeros en pagar (o si es posible los únicos).

En concreto el año finaliza. Pero aclaro que no pienso hacer ningún posteo de despedida al colegio ni nada por el estilo, porque para lágrimas ya he hechos varios posteos antes y en definitiva el cierre pienso hacerlo de otra forma.

Hoy estuve en mi clásica terapia psicológica semanal y mi terapeuta puntualizó sobre un hecho cada vez más recurrente: los profesores y la privacidad. Esta semana fue por Siliato, un tipo bastante peculiar, fanático de las series y cómics que resultó ser profesor de lengua y encima GRAFÓLOGO. Respeto esa profesión, incluso aunque sea considerada una pseudo-ciencia, pero el chabón se tomó el atrevimiento (muy poco profesional por cierto) de hacer uso y alarde de su capacidad intelectual en clase. Me recomendó que bajara la autoexigencia, y me comentó que soy yo mismo el que se pone barreras. Bueno, chocolate por la noticia. La psicología me había dicho eso mismo bastante antes. Ciertamente no me sorprendió, pero me preocupa que sea TAN EVIDENTE. De todas maneras, he hecho progresos según dicen (y veo gracias a Dios) y no agregó ni quitó nada. De todas formas, aunque interpreté que su intención fue buena, fue indiscreto y no me pareció necesario que hechara un salvavidas cuando el barco no se hunde (y no se va a hundir). Lo mismo hizo Tropeano, o como me gusta decirle, la tropi, cuando me dijo que por no haber visto el Rey León no tuve infancia. Bueno, lo de si tuve o no infancia es discutible, ni yo tengo la respuesta pero que el argumento usado sea el Rey Leon me parece risible, y más para una mina que tiene una cabeza muy amplia. Igual que sus senos, quizá eso la enturbia un poco cada tanto. Además bien ella dijo que nació vieja. Bueno, no es la única. Y por más que hayan sido unos cuantos los que me hayan acusado de amargado, sé perfectamente que no lo soy porque un amargado nunca les alegraría una tarde. Pasa que no tuvieron la oportunidad de probarme en la cama jajaja. Pero bueno, simplemente lávense el culo antes de juzgarme. Digo, porque no sé que tanto juicio pueden tener dos evidentes subnormales, si al final de cuentas nos parecemos más de lo que nos diferenciamos... penosamente.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario