1 de mayo de 2012

Estereotipos, y cada cual con su mochila

Un mal, quizá inevitable, quizá necesario (qué se yo...). Éso es para mí un estereotipo. Esa clasificación que se hace de la gente, tan maravillosamente variada y única. No voy a ser eufemístico, no me gustan para nada los estereotipos por más apegados a la realidad que puedan estar. Me suenan a casta, a clase social, a división inexpugnable. Creo que me puse a pensar en esto porque volví anoche a la meca del estereotipo: el boliche. Hay algo que es cierto en todo esto, y es que los estereotipos son como "asistentes" frente a la falta de una identidad definida, algo común entre la gente joven (y no tanto).  Pero qué triste es creer que por estar dentro de una u otra "tribu" podés ser o no ser, hacer o no hacer. Ayer pensaba, por ejemplo, por qué uno ha tenido la "fortuna" de no ser un Casi Ángeles o un Justin Bieber. Miraba en televisión a un puñado de histéricas gritando desaforadamente por un adolescente argentino que se parece bastante al susodicho músico (nota claratoria: lo de músico no es, lamentablemente, cuestionable, porque en definitiva lo es. Aunque muchos no compartamos ese calificativo  y tengamos otros más creativos, por respeto no voy a denigrar a este metrosexual yanqui) y pensaba en cómo el fanatismo (otro tema que da para hablar un buen rato) pone pelotuda a tanta gente.

Creo entonces que también el fanatismo es un enemigo de la razón. Pero esto no va de razón, va de hormonas. Hasta que uno las conduce por buena vía (si tiene la suerte) no es condenable la euforia. Pero la indiferencia de parte del género femenino por los que elegimos escuchar a Clannad o a Christoph Eschenbach a veces me entristece al punto de pensar (falazmente) que hay que cambiar para ser felíz. ¿Que cómo es eso? Claro, no dije EVOLUCIONAR sino CAMBIAR. Dejar de ser así para pasar a ser asá. Y no, no me gusta la idea, tampoco creo que sea viable. De otra forma sería sencillo cambiar a conveniencia, pero uno va haciendo camino al andar, con la mochila que le toca. Qué penoso tener que decir "es lo que hay", como si uno fuera una alternativa barata al modelo oficial. YO QUIERO SER UN MODELO EN MÍ MISMO. Para que no nos jodan conque el autito, la camisita cara, la guitarrita, los abdominalitos, aritos, y más mierdas (SÍ, SOY HIPÓCRITA, SI TUVIERA DINERO HABRÍA IDO A POR ELLO DE TODAS FORMAS). Y, por favor chicas, no me hagan perder la fe, porque se hace difícil tener esperanza cuando uds. suman sus idioteces a mis incapacidades. 

P.D.: da para crear un grupo en Facebook o algo similar que se titule "YO TAMBIÉN TENGO PENE".El que tenga ganas que lo abra jajaja.

Ah, y algo de Clannad, porque sé que no lo conocés: Clannad - Coinleach Glas An Fhómhair

4 comentarios:

  1. Te asiste la razón, Gonzalo, y lo peor de todo es que estas personas no saben que los estereotipos son cuestión de moda y que como ésta pasa y queda trasnochada. Saludos.

    ResponderBorrar
  2. lamentablemente los estereotipos existieron siempre y existirán por siempre. Es como la cuestión de idolatría por tal o cual persona o personaje.

    si me preguntás te digo que nunca los tuve, ni los unos ni los otros, soy de las que va más allá, la cáscara es solo eso, algo etereo que se consume sin dejar nada

    me hago eco de tus palabras, las tomo para mí, no conocía Clannad, lo estoy escuchando y me gusta mucho

    besos, Gonza

    ResponderBorrar
  3. Ah sí, todos caemos en la moda. Lástima que cada vez importa más la cáscara y nos terminamos quedando con nada. Saludos a ambos.

    ResponderBorrar
  4. Es excelente esta reflexión.
    Aunque soy joven los estereotipos me provocan un innumero de sentimientos y sensaciones y entre ellos no esta la fascinación al contrario.

    ResponderBorrar