22 de mayo de 2013

Historias de Colectivo II

¿Como va? Puedo decirles si se quiere que a partir de ahora inauguramos una sección. Para los memoriosos y fieles seguidores sabrán que ya he escrito alguna vez una historia de colectivo. Pero al  no recordar si le puse textualmente Historias de colectivo (ya les daré el dato una vez revisado el archivo) es que me lo recuerdo yo mismo para ustedes también. 

Según se acuerda, para mi gusto, la mejor virtud que tengo por lejos que es mi memoria. Historias de colectivo surgió a partir de que en el camino Tropezón- Caseros, una humilde mujer me daba su visión de la vida y su parecer sobre mi persona aún siendo ciega y conociéndome tanto como el trayecto de 15 minutos o menos que nos unió en conversación.
Lo de hoy es mucho mas tranquilo, mas gracioso  no abarca lágrimas (recuerdo que emocioné a unos cuantos/as) quizás si pero de risa. Sabemos de los colectiveros argentinos. Muchachos por favor, de esos que se tocan cuanta bocina tengan y se muestran entre sí todo tipo de variantes de sonido.
Uno le empieza la "conver" con el compresor de aire, el que hipotéticamente sirve para frenar ( después nos quejamos de unidades viejas si los frenos no andan) a lo que el otro le responde con una leve corneta. Insistente, el del compresor explica el arte de hacerlo chiflar " y aprovechando que estoy en el primer asiento se suelta diciéndome: "Con este cosito, sabés cuantas minas gané, es un mimo que les hacés, en el fondo les causa gracia, les gusta" dato que obviamente no es seguro, lo único que si veo y amo de ver en un colectivo la sonrisa de una mujer cuando le llega un mensaje que la hizo sonreir, virtuoso quien lo logró y aunque no me lo dirán, ojalá algún dia lo haya logrado.
En cuanto a las bocinas, cuando mas estruendosa mejor terminando con una mayoritariamente estridente, de las que despierta un barrio entero a la hora de la siesta, estruendosa como flatulencia que un camionero viene formando en su rodado durante 8 horas de viaje aproximadamente.
Sin perder el enfoque, dejenme decirles que no hay nada mejor para este texto que encontrar un colectivero suelto de vocablo, sin ofender a nadie me refiero a la brutalidad de su habla, cada cual habla de sus hijos como su gran valor, al igual que cualquier padre, y gana en entusiasmo el relato si les digo apodos como el Harry, Tordi, Rengo, Franky, Messi (irónicamente porque era mas redondo que un balance bien hecho) y asi en apodos si quieren podemos seguir hasta mañana. Curpulentos los muchachos se deshacen por su hija mujer, la protagonista de hoy, dueña a dia de hoy, de 16 años de edad. Su padre habló maravillas de ella, no asi de su hijo varón, que solamente toca la guitarrita y los deberes y obligaciones, ahi andan, Gracias.
Tiempo después me enteré que el colectivero, tenia el mismo hobbie y una banda con amigotes.
Le pedia a su hija ser suelta aunque con los recaudos necesarios, pero cuantos recaudos deben tomar quienes la rodean o ella misma si el padre reacciona de esta manera que les voy a contar:
Tiempo habia que hacer hasta que el colectivo se llene antes de empezar el recorrido La Boca- San Miguel del cual yo me bajaba en mi Caseros natal, con el tiempo que pasaba iban subiendo muchachos de la linea que estaban en la misma y un inspector por lo cual la cosa estaba mas concurrida que partido de jubiladas a la canasta, con té y facturas de por medio, a las 5 de la tarde en un monoambiente (¿Porque carajo tanto detalle Santiago la puta madre? jajaja)
El hombre lejos de apachucharse al hablar de su hija muy orgulloso dice:
¡Creo que el novio de mi hija no viene más a casa!
¿Porque? - Te sarpaste con el pibe...
No, la verdad no. Pero... si  en la primera vez que viene te dice suegro.
-Uhhh (Anticipaban el estallido)
-Mira el partido en MI tele, de MI equipo y encima me pide un vaso de MI vino.
al final lo llamé aparte y le dije "No te pases porque te pego dos tiros en la rodilla"

Riansé lo que puedan, si se les desintegró el diafragma, como a mi que tuve que simular reirme de un mensaje en el celular. Háganlo, la risa es salud gente. La conclusión saquela cada uno de ustedes, o la debatimos juntos en la próxima de entrada de este Historias de colectivo que promete y mucho!!!

5 comentarios:

  1. Soy argentina, de modo que me has hecho reír con tus historias de colectiveros, a pesar de una vida encima de estos vehículos que me llevan a todas partes... con el milagro de llegar a destino (estoy cruzando los dedos). Es que les tengo fobia a los subtes y raramente tomo taxi, por cuestión de dinero, ay!
    Por suerte, mis viajes no son tan largos como los tuyos, pero me pierdo esa gran oportunidad de charlar con colectiveros y demás pasajeros...jejeje!! De modo que te visitaré a menudo para espiar lo que compartís.
    Abrazos de Sylvia

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    1. Muchisimas gracias. Gente que se suma a PonelaVos. Me encanta que te haya gustado, me parece esa por ej, una de las ideas fundamentales, compartir y reirnos de una misma cotidianeidad mostrandole a otros lo que quizás se perdieron. Saludos, Santiago.

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  2. A la vista de esta primera entrega te confirmo que está tan jugoso que me he reído a mandíbula batiente y espero con ansias la siguiente entrega.

    Un abrazo.

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    1. Que decirte Fran, un abonado de PonelaVos, vitalicio, un premio deberiamos darte. Una entrada especial con tus mejores comentarios jajaja. Me alegro que te guste, y si esperala porque juro que disfruto mucho escribiendo estas cosas. Abrazo grande.

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  3. Pensar que un colectivero de la 343, camino a Villa Ballester iba a los pedos pasandose paradas y gritándole a la gente que subia "apurense que arranco", y cuando subió el inspector repentinamente se convirtió en conductor de bus británico. Le toqué el timbre y se pasó una cuadra porque "no correspondía esa esquina", HIPÓCRITA. Excelente entrada.

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