25 de agosto de 2011

El farol que me alumbra

Una breve nota porque escasea el tiempo, estoy cansado y no quería dejar el blog colgado. Salí hoy de terapia y me dejó un sabor amargo en la boca tremendo. Suelo estar contento después de cada sesión, pero hoy no. A veces me pregunto qué voy a decir de mí mismo en, supongamos, 10 años. Estimo que hay cosas de las que seguramente no me voy a arrepentir, pero también sé que hay otras cosas que me van a pesar. Ya pesan. No sé que carajo tiene esta edad de "flor" como suelen decirle, para mí es (en parte) una porquería. En parte solamente, porque no puedo generalizar y decir que todo es una mierda cuando no es así. Pero algunas cosas son basura, y es mi culpa. Escuchaba a Dolina esta semana, que contaba que en la vida todos llevamos un farol en una mano. Algunos lo dejan a sus 20 años y siguen adelante, y el farol los alumbra desde ahí, formando una sombra cada vez más grande y viviendo en una especie de eterna decadencia, recordando sus 20 años como lo mejor de sus vidas. Y concluyó diciendo "mi caso es distinto: mi vida a los 20 años era una porquería, pero todavía llevo el farol conmigo". Espero que sea mi caso, pero no quiero que lo poco de adolescencia que me queda sea una porquería. No creo que lo sea. O casi.

6 de agosto de 2011

El tiempo es oro

Esta es mi última entrada en el blog por un buen tiempo, porque la semana próxima vuelvo a los estudios y no creo tener tiempo de pasar por acá tan seguido. Así que a quienes comenten a futuro les pido disculpas anticipadas por no responder los comentarios, en caso de que eso ocurra.

Mañana, como todos los días de San Cayetano, cumplo 19 años sobre este mundo. Y no es la primera vez que no quiero cumplir años. Desde chico nunca me gustó ni festejar mis cumpleaños ni pensar en la idea de que el tiempo pasa, me daba la sensación de que lo bueno quedaba enterrado en el pasado. Pero este año la causa es distinta, porque en mi cabeza da vueltas esto: no merezco tener 19 años. Es una idea tonta, lo sé, pero tenía otra expectativa de esta edad, de estos tiempos. Pensaba que iba a llover sobre mi cabeza, mágicamente, la fortuna. Y nada de eso pasó. Perdí el tiempo y ahora todo llega tarde, al menos no en el tiempo que yo preferiría. No voy a victimizarme porque es inadmisible y una burla a los que la pasan para el culo en serio, soy afortunado en ciertos planos, pero no en otros. Bah, como todo el mundo. Pero pese a que sé los progresos que he dado en algunos aspectos de mi vida, no puedo valorarlos porque son demasiado pequeños para mi pésima vista. No sé qué es lo que espero al final de todo, pero sí sé que hay algo que quiero: vivir en paz conmigo mismo. Y todavía no puedo, detesto más cosas de mí mismo que las que valoro aunque muchos no puedan dar crédito de eso. Soy un gran actor, siempre lo dije. Y también sé que depende de mí que ese deseo se haga realidad. Quizá por eso me preocupa, porque depende de mí, pero si no puedo tenerme fe a mí mismo, ¿a quién se la puedo tener?